La orilla derecha del Valle de Tena posee una de las más bellas sierras calcáreas de los Pirineos, la Sierra de Partacua también conocida como Sierra de Peña Telera (2.762 m) a pesar de no ser esta la montaña más alta de dicha sierra, honor que ostenta la Peña Retona (2.781 m). La muralla calcárea de su cara norte de unos 700 metros de altura sirve como magnífico decorado a un ancho valle suspendido cubierto de nieve en invierno y de pastos de altitud en verano, y que recuerda a algunos paisajes de los Dolomitas. Se trata de un auténtico paraíso para la práctica de la escalada invernal con la ventaja de un cómodo acceso desde Piedrafita de Jaca.
La ascensión de la Gran Diagonal al Peña Telera en invierno está considerada como una de las rutas más bellas y clásicas de los Pirineos. Se trata de una ascensión elegante, sencilla, larga y no exenta de compromiso como pudimos comprobar en nuestra pequeña aventura que a continuación os detallo. Se ascendió por primera vez en agosto de 1965 por la cordada formada por L. Gutiérrez y J.B. Morandeira. La misma cordada realizaría la primera invernal en marzo del año siguiente.
Aunque tenía marcada la ruta en mi libro “Pirineos ascensiones en mixto, nieve y hielo” desde que lo compré hace ya un par de años, el gusanillo me lo metió Óscar cuando hicimos el corredor Lubeire al Cerro del Almirez. Propuso hacerla en el fin de semana del 21 y 22 de marzo. Sin embargo yo esos días trabajaba guiando para Aitana Aventures, así que deje un mensaje en un grupo de WhatsApp de montaña para hacerlo una semana antes y se apuntaron Lidón y José Joaquín.
El viernes 13 de marzo llegábamos al Refugio de Telera en Piedrafita de Jaca hacia las 22:30h, después de un viaje bastante cómodo desde Alicante, con el tiempo justo para preparar todo el material, hacernos una cerveza e irnos a la cama.
El sábado a las 5:00h de la mañana ya estábamos en pie y a las 6:00h salíamos del refugio dirección al parque de la naturaleza de La Cuniacha (a la izquierda desde el parking de Piedrafita y señalizado con carteles) donde aparcamos la furgo ya que una barrera (1.360 m) regula el tráfico motorizado a partir de este punto.
Comenzamos a caminar por la pista aunque aprovechando varios atajos que evitan las revueltas de la misma. A una media hora y a nuestra derecha vimos el refugio libre de Telera (1.550 m, 10 plazas) aunque nosotros seguimos hacia la izquierda dirección al ibón de Piedrafita al que sin embargo no llegamos. Nos desviamos hacia el W acercándonos al gran cono de deyección del corredor (1.900 m). Este fue el punto en el que nos pusimos los crampones, arneses, etc.
La vía comienza en una canal que se encuentra justo debajo de la cumbre y cruza la cara norte desde el cono de derrubios hacia la izquierda hasta desembocar en un gendarme característico. La pendiente máxima es de 60-65º y la dificultad de los pasos en roca se concentra en pequeños muros que obstaculizan la progresión (IV). Sin embargo nosotros no lo disfrutamos en sus mejores condiciones ya que se encontraba salpicado de pasos rocosos y pequeños resaltes helados. Los últimos metros, aunque sencillos, eran una escalada en roca pura y dura. Por otra parte proteger los pasos no resultó nada sencillo siendo el material que mejor entraba los clavos planos (del que solo teníamos un ejemplar).
El día no pintaba muy bueno (estaba cubierto y nevaba) pero tampoco era malo del todo, así que nos metimos en el cono cuya pendiente era de unos 40º pero se iba estrechando y encajonando en la montaña a medida que ascendíamos mientras la pendiente aumentaba 45-50º. Estábamos aún en el cono cuando José Joaquín se dió de baja de la actividad. Su gemelo le molestaba y no se veía en condiciones para continuar. Como aún no nos habíamos metido en faena no tuvo ningún problema en dar la vuelta y volver.
Lidón y yo continuamos y antes de llegar al famoso primer resalte, donde se supone que están concentradas las dificultades, nos encontramos un pequeño murete de mixto de unos tres metros que aunque no entrañaba gran dificultad nos obligó a sacar la cuerda y comenzar a asegurar. Además estuvimos esperando largo rato pues teníamos una cordada por delante.
A partir de este punto fuimos asegurando largo a largo lo que nos hizo perder muchísimo tiempo. Cuando llegamos al primer resalte vimos que las dos cordadas que nos precedian estaban volviendo del famoso paso de mixto. Según ellos estaba impracticable así que las tres cordadas tiramos por la derecha. Sin embargo lo que nos encontramos tampoco estaba del todo bien. Lidón, que es el que subió por delante en este largo, se empleo a fondo y soluciono muy bien una serie de pasos de mixto delicado, con hielo fino y poco afianzado en la roca. Para mi gusto este fue el punto más difícil de toda la vía.
Una travesía a izquierdas nos deja nuevamente en el eje del corredor. Continúa nevando, pero lo peor son las rachas de viento que se levantan y revuelven toda la nieve que nos azota la cara con fuerza. Cuando el viento amaina, grandes masas de nieve caen por el corredor, parece un rio de nieve. Es en este punto cuando me doy cuenta de lo lento que vamos y lo tarde que se ha hecho y le digo a Lidón que nos toca ensamblar y acelerar.
Nos encontramos con otro resalte algo más sencillo que el anterior. Una vez superado, una traza rectilínea y de pendiente moderada (45-50º) nos conduce a una pequeña arista donde hay una grandísima acumulación de nieve provocada por el viento. Hay que atravesarla horizontalmente, pero entre la acumulación, que ha creado una pendiente de unos 70º, lo poco firme que está la nieve y el patio que tenemos por debajo, con la aérea estampa del ibón de Piedrafita 800 metros por debajo, nos vemos obligados a templar los nervios y progresar con mucha cautela, máxime ahora que vamos ensamblados y que los seguros intermedios que hemos ido colocando no dan gran confianza.
Una breve pala de unos 40-45º nos deja en la base de un muro de roca que habitualmente está completamente cubierto de nieve. Este paso aunque sencillo preferimos asegurarlo y me alegro pues cuando vi a Lidón ascendiendo pase un mal rato. No iba fino, aunque resolvió.
En este punto el viento es insoportable y la niebla empieza a cubrirnos. Las cordadas que había por delante han desaparecido hace rato. Es un largo en el que perdemos un tiempo precioso pues cuando Lidón llega arriba le cuesta mucho montar una reunión debido al intenso viento, mucho más intenso en el punto en el que él se encuentra por lo expuesto del mismo. Cuando por fin me avisa salgo, y aunque estoy helado por culpa de la inactividad encuentro el paso muy sencillo, mucho más de lo que pensaba.
Hemos terminado la vía aunque nos queda la vuelta hasta el corredor de la Y (por donde pensamos descender) y es muy tarde. Decidimos que no subiremos al Peña Telera para ganar tiempo. Unas sencillas trepas y travesías nos llevan al collado de Telera hasta donde aún continuamos encordados sobre todo por la niebla que a ratos hace acto de presencia, aunque también por nuestro desconocimiento del terreno.
Una idea se está gestando en mi cabeza, y cuando llegamos a dicho collado se la transmito a Lidón. Nos quedan al menos 45 minutos hasta los rápeles de la Y. Rápeles que además son difíciles de localizar y que dependiendo de las condiciones de la nieve se encuentran más o menos altos. Además hemos leído en más de un blog sobre gente que ha tenido problemas tratando de recuperar la cuerda en esos rápeles y con el viento que hace me da la sensación de que tenemos bastantes papeletas de que nos ocurra algo similar. Por otra parte la noche está cada vez más cerca así que le propongo a Lidón una alternativa, bajar por la cara sur del Telera.
Ya en el viaje desde Alicante, José Joaquín nos había hablado de esa bajada y de cómo en una de las ocasiones en que había hecho la Gran Diagonal había bajado por ahí. Con esa referencia y un viejo mapa de Alpina, de los de la cubierta roja, en el que está perfectamente reseñada dicha bajada, le propongo a Lidón intentar descender por ahí. Aparentemente es una sencilla bajada, aunque tremendamente larga, pero caminar de noche no es algo que nos preocupe. Al día siguiente tanto José Joaquín como Daniel (guarda del refugio de Telera) nos dijeron que la bajada por la sur es complicada y perdedora si no la conoces.
Emprendemos la bajada, pero después de unos 200 metros por una cómoda pala de nieve nos encontramos unos cortados que además están envueltos en la niebla. No hay posibilidad de ver por donde continúa el camino. Cuando se abre la niebla podemos ver la pista en el fondo del valle, pero no se puede adivinar un acceso evidente. Para colmo de males descubro que no nos encontramos en el punto que inicialmente pensaba sino algo más al oeste. La realidad nos golpea como un mazazo. Tendremos que volver sobre nuestros pasos e intentar buscar otra solución.
Emprendemos la subida hasta el collado de Telera y cuando llegamos al mismo resulta evidente que la bajada por la sur tampoco va a poder ser. Sin una idea clara en la cabeza decidimos rodear la montaña e ir acercándonos a los rápeles de la Y, pero ya es de noche y está claro que no los podremos descender. Unos 100 metros después del collado veo una roca que hace como una especie de techado y que se encuentra bastante protegida y lo tengo claro, dormiremos ahí.
En la próxima entrada os cuento como pasamos la noche en un vivac de fortuna a -14ºC y la bajada del día siguiente. Puedes leerla haciendo click aquí.
Galería de fotos
Mapa de la ruta
Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
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Pirineo aragonés | |
Sierra de la Partacua | |
Actividad con vivac | |
Nublado con fuertes rachas de viento, nieve y niebla | |
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