Me había apuntado a dos salidas a Pirineos para dos fines de semana consecutivos a sabiendas de que solo podía ir a una de ellas. Si la previ para el primero era buena me iría ese fin de semana y olvidaba la otra. Si por el contrario el pronóstico era malo tenía la posibilidad de irme una semana después. No hizo falta esperar ya que para el primer finde daban un tiempo anormalmente bueno para las fechas en las que estábamos (principios de noviembre) y me fui con Javi, Jordi y José Joaquín a los Picos del Alba en el Macizo de la Maladeta.
La ruta la organizó Javi que quería hacer alguna de las cumbres que hay entre el Pico del Alba (3.118 m) y el Cordier (3.263 m), con una mentalidad bastante abierta y con idea de decidir sobre el terreno según las condiciones que nos encontráramos. En total teníamos 8 tresmiles en un área relativamente pequeña y dependiendo de por donde entráramos podíamos escalar unos u otros, quizá todos…
Con Jordi, que vive de Barcelona, quedamos directamente en el refugio de La Renclusa (2.140 m). Él, además de estar más cerca que nosotros, venía de pasar unos días por el valle de Arán, así que tenía un viaje mucho más corto que el nuestro desde Alicante.
El viernes 7 de noviembre llegamos a Benasque en torno a las 22:30h, desde allí continuamos en coche hasta la Besurta –el tramo desde el Hospital de Benasque hasta este punto permanece cerrado en verano (aunque existe un servicio de autobuses) y en invierno está impracticable por la nieve– pero cuando nosotros fuimos se podía llegar perfectamente, lo que facilita enormemente el acercamiento hasta el refugio y en apenas media hora desde el aparcamiento estábamos allí. Saludamos a Jordi, preparamos el material y nos fuimos a descansar.
El sábado comenzamos a caminar antes de que amaneciera. Ascendimos a los fotogénicos ibones de Paderna y desde allí por una senda poco marcada continuamos hasta un caos de grandes bloques de roca, que aunque tienen poca pendiente, superamos con cuidado ya que estaban cubiertos de una fina capa de nieve. Una vez superados la pendiente se acentúa. Dejamos a nuestra derecha el Pico de Paderna (2.622 m) y enfrente tenemos la Tuca Blanca (2.847 m).
Poco a poco el espesor de la nieve iba aumentando (no llevé polainas y las eche de menos). Como además no estaba pisada había que ir abriendo huella, trabajo que, casi en su totalidad, hizo Javi. La nieve, que había caído a principios de la semana, no había terminado de transformar y estaba algo costra así que en algunos de los pasos que dábamos nos hundiarnos hasta la rodilla en el mejor de los casos y la entrepierna en el peor.
Decidimos ir hacía el Collado Superior o Cuello del Alba (3.081 m). Para llegar tuvimos que atravesar otro caos de bloques (con sumo cuidado para no meter el pie en algún agujero oculto por la nieve) y un pequeño corredor de nieve corto pero disfrutón.
En el collado paramos para tomar algo y a disfrutar del entorno, hacía un día espectacular. Optamos por subir la Muela del Alba (3.111 m) que se alcanza tras unas trepadas sin complicaciones. Después de las fotos de rigor en la cumbre, un corto descenso, contorneo de algunos bloques y otra trepada llegamos al espectacular Diente del Alba (3.120 m). Otras fotos y de vuelta al collado, decidimos dejar el Pico del Alba para otra ocasión.
De nuevo en el collado quisimos echar un tiento al Pico Mir o Tercer Occidental de la Maladeta (3.184 m), y allá que nos fuimos con una cuerda, los arneses y un par de cacharros, ya que según habíamos leído tiene un paso final de V+/6a (el famoso paso de hombros).
Hasta llegar a ese punto la ascensión es un puro disfrute enlazando trepadas, pero el paso en cuestión es delicado y expuesto, máxime cuando nosotros lo visitamos ya que tenía una fina capa de hielo en la repisa superior. La caída hacia la cara norte es además muy fea y no vimos posibilidad de emplazar ningún seguro. Así que nos quedamos en la antecima a menos de 5 metros de la cumbre, justo enfrente del pico donde decidimos dar la vuelta y volver por donde habíamos venido. No me fui con mal sabor de boca, todo lo contrario, había disfrutado un montón la escalada y aunque la guinda del pico habría estado bien de lo que se trata es de disfrutar y de eso hubo un montón.
Bajamos tranquilos y llegamos al refugio hacia las 17:30h donde festejamos nuestra actividad con unas cervezas y una botella de vino. Terminé con un pedete lúcido y me metí en el saco ligeramente perjudicado.
El domingo nos volvimos a Alicante después de bajar del refugio, darnos otro homenaje en forma de desayuno americano en Benasque y despedirnos de Jordi que iba a Barcelona. El abundante desayuno nos permitió llegar a Alicante sin necesidad de parar a comer.
De las ascensiones que he realizado este año en Pirineos, esta es la que más he disfrutado. Se que dije lo mismo en mi última reseña al Posets pero es que casi siempre me ocurre lo mismo, la última actividad que hago suele dejarme el mejor sabor de boca, además esta tenía más alicientes que aquella: ruta más variada, con nieve y como siempre con unos magníficos compañeros.
Galería de fotos
Mapa de la ruta
Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
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Pirineo aragonés | |
Valle de Benasque | |
Espacio natural protegido | |
Cielo despejado y sin viento | |
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