Bello y exigente recorrido circular que sube, siguiendo la original Senda del Caracol, al Morrón de Alhama en el Parque Regional de Sierra Espuña. Esta ruta senderista ofrece formidables vistas a las paredes de Leiva, a toda Espuña e incluso en días despejados al Mediterráneo y las Sierras Maria y La Sagra en Andalucía.
He venido con Óscar y Javi a Sierra Espuña. Ayer estuvimos en Sierra Nevada donde las condiciones no fueron buenas y no pudimos terminar la escalada del Corredor Central del Alhorí.
Hoy, antes de volver a casa, nos acercamos a esta joya natural localizada en el corazón de la Región de Murcia que es Sierra Espuña. Ellos van a escalar en Leiva. Yo, a pesar de que insisten en que les acompañe, me voy de ruta senderista. Tras mi lesión de tobillo, a pesar de que he hecho un par de vías largas –Pilier Central en el Rincón de Bonanza y Derecha del Espolón en la Pared Negra- y he escalado algo de deportiva, no estoy motivado para hacer tapia, y menos aún las vías que escalan mis amigos que están en el límite de mi grado en escalada deportiva.
Sierra Espuña
En el corazón de la Región de Murcia, entre los valles de los ríos Guadalentín y Pliego, se encuentra el Parque Regional de Sierra Espuña, un espacio natural protegido con altitudes que oscilan entre los 160 metros de los saladares del Guadalentín y los 1.583 del Morrón de Espuña, su punto más elevado.
Aunque apenas hay un par de artículos sobre Espuña en este blog, es una sierra que he recorrido en numerosas ocasiones, especialmente durante mi formación como técnico deportivo, aunque la conozco de mucho antes. Sin embargo, ni la Senda del Caracol ni el Morrón de Alhama los había pateado hasta ahora.
Fue durante mi primera visita, hace más de 20 años, tras acercarme al centro de visitantes Ricardo Codorniú, cuando descubrí que a finales del siglo XIX, Sierra Espuña estaba en un estado crítico en lo que a masa forestal se refiere. Del antiguo bosque de pinos y carrascas, apenas quedaban algunos ejemplares aislados.
Por culpa de la deforestación y tras lluvias torrenciales, hubo varias riadas en el siglo XIX, dos de ellas con trágicos resultados. La última causó la pérdida de más de 750 vidas. En respuesta a la alarma social, se creó en 1888 la Comisión de Repoblación de la Cuenca del Segura, y en 1891 comenzaron las labores de repoblación forestal.
Estos esfuerzos fueron liderados por Ricardo Codorniú, un ingeniero de montes y firme defensor de la naturaleza, cuyo trabajo incansable permitió que hoy Sierra Espuña sea un modelo de restauración hidrológico-forestal. Gracias a su visión y dedicación, disfrutamos ahora de este increíble espacio natural.
Excursión al Morrón de Alhama por la Senda del Caracol
Lo habitual es comenzar la ruta desde el área recreativa La Perdiz, pero, puesto que mis amigos vienen a escalar, dejamos la furgo en el pequeño aparcamiento, al que se llega por pista de tierra en buenas condiciones, que usan los escaladores que van a las paredes de Leiva. Es el mismo sitio donde aparcamos cuando escalamos la vía Carrillo – Cantabella.
Comenzamos a caminar por la pista de tierra que traíamos pero que una cancela impide el paso de vehículos. Enseguida nos dividimos. Mis amigos continúan por la pista en dirección al valle de Leiva y yo me desvío a la izquierda por la senda del Dinosaurio. No tardo en llegar a la pasarela colgante que cruza el barranco de Leiva y poco después al camino que sigue el cortafuegos del Morrón de Alhama.
La subida, carente de arbolado y exigente, me la tomo con calma. Cuando giro la cabeza me llama la atención, en la espesura del bosque, el sanatorio de tuberculosos, un edificio rodeado de misterios y leyendas, construido como sanatorio, pero que posteriormente fue utilizado como colegio y albergue.
Tras superar algo más de 350 metros de desnivel llego al cruce de la senda del Caracol. Abandono el cordal y tomo el camino a mano derecha.
La ruta prosigue a media ladera por la vertiente norte de la montaña, una zona con mucha humedad y vegetación que, en las zonas que menos insolación recibe, tiene una fina capa de nieve.
A mí derecha disfruto de la visión del valle de Leiva, con sus paredes de más de un kilómetro de longitud y 150 metros de altura. Allí están ahora mismo Óscar y Javi disfrutando de la escalada, pero me resulta imposible verlos.
La senda del Caracol
No tardo en llegar a la subida que da nombre a esta senda, un zigzag cuidadosamente encajado en la ladera del Morrón. Esta curiosa construcción, diseñada para superar una zona de gran pendiente, tiene su origen en las labores de reforestación realizadas en la región a finales del siglo XIX y principios del XX. El trazado facilitaba el acceso tanto a los trabajadores como a los animales de carga, haciendo el camino más accesible para el transporte de materiales y las labores de reforestación.
Cómo he contado más arriba, estos trabajos fueron impulsados por Ricardo Codorniú, el ingeniero de montes que lideró la recuperación forestal de Sierra Espuña tras los graves problemas de deforestación y erosión que afectaron a la zona.
La senda fue esencial para la restauración de los bosques en Sierra Espuña, permitiendo la plantación de miles de árboles en las laderas que habían quedado desnudas por la tala y las riadas.
Hoy en día, la Senda del Caracol es una popular ruta senderista, conocida por su belleza y por las vistas que ofrece. Pero es además, un testimonio vivo del esfuerzo humano por recuperar y proteger el medio ambiente, y un recordatorio de la importancia de la conservación forestal.
El Morrón de Alhama
Dejo atrás los zigzags y doblo a la izquierda hasta que veo al fondo la caseta de la cima (conocida por los lugareños como “la garita”). La senda conduce por la zona alta del Morrón hasta un contrafuerte que se supera con facilidad. Así llego a la cumbre (1.444 metros). Un magnífico lugar donde reposar, hidratar, comer algo y disfrutar de las vistas.
Desde esta atalaya se ven los barrancos de Gebas, el valle de Leiva, las montañas de los alrededores -incluso las Sierras de María y La Sagra, en Andalucía- y el Mediterráneo en el horizonte.
Tras un buen rato en este lugar, emprendo la vuelta. Lo hago por la Morra de las Moscas (1.507 metros), una loma a cuyo punto más elevado sin embargo no llego ya que la senda rodea la montaña por la derecha y comienza a bajar hacia el Collado Blanco en diagonal.
El Collado Blanco se encuentra en la parte alta del Valle de Leiva. Ya sólo me queda bajar por el camino del valle, disfrutando del hermoso bosque y está vez si, veo a mis amigos en el último largo de la vía. Recorro con calma lo que me queda de camino consciente de que tendré que esperar un rato hasta que terminen.
Conclusión
Alcanzar la cima del Morrón de Alhama siguiendo la Senda del Caracol es una experiencia que permite conectar con la historia de Sierra Espuña y disfrutar de vistas y la naturaleza. Para los amantes del senderismo, es una visita obligada en la región, un recorrido que combina desafío, belleza natural y un profundo sentido de respeto por la naturaleza recuperada.
Galería de fotos
Mapa de la ruta
Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
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Interior de la Región de Murcia | |
Parque Regional de Sierra Espuña | |
Espacio natural protegido | |
Cielo despejado. Sin viento | |
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