Grankanto, capricho geológico en Jaizkibel

Corta pero interesante ruta de senderismo circular que se aproxima hasta el litoral de Jaizkibel. Su punto más destacado es una gran ola de piedra conocida como Grankanto, cuyas caprichosas y atractivas formaciones geológicas resultan de lo más sugestivas.

De nuevo estoy en Euskadi y de nuevo me acerco a Jaizkibel, es ya la tercera ruta de senderismo que realizó en este monte cuyas posibilidades parecen infinitas. Antes incluso de comenzar a caminar ya tengo otras dos rutas pendientes, veremos para cuando.

Al igual que la última vez me acompaña mi madre enamorada de esta, su tierra y del Cantábrico, el otro gran protagonista de la ruta. La última vezque vinimos a Jaizkibel nos acercamos hasta playa de las Paramoudras cerca de la Punta Biosnar, ahora aunque también llegamos hasta la costa, apenas caminamos por el litoral.

Grankanto, ruta senderista

Aparcamos en el kilómetro 4,6 de la carretera GI-3440 donde se encuentra la cantina de Jaizkibel. Esta carretera que cruza Jaizkibel del suroeste al noreste, une las poblaciones de Lezo y Hondarribia, y merece la pena recorrerla pues ofrece unas preciosas vistas de esta parte del litoral vasco.

Comenzamos a caminar por una pista ancha que rodea un pequeño valle dirección al caserío Kabitte por el que pasamos de largo. Cruzamos el sendero Talaia que viene bordeando la cima de Mitxintxola y atravesando un portillo, tomamos la pista que desciende por la ladera hasta las ruinas del caserío Buenos Aires (Bonazaitza). 

La continuidad la marcan dos líneas blancas paralelas con las que en su día, el Club Vasco de Camping balizó una exigente ruta senderista a la que bautizó con el nombre de Senda del Litoral: Ruta de los Acantilados del monte Jaizkibel. Se trata de una travesía paralela al frente litoral de Jaizkibel que recorre este monte en su totalidad desde Pasai Donibane hasta el cabo de Higer (Hondarribia). Esta es una de las dos excursiones que he comentado algo más arriba que tengo pendiente de hacer, la otra es la del valle de los colores.

Pero volvamos a la ruta.

Bajamos por una estrecha senda cada vez más empinada que termina descendiendo bruscamente por la margen izquierda del barranco formado por el arroyo Iñalurreta. En un corto tramo descendemos un desnivel importante. 

Enseguida vemos a nuestra izquierda la larga escarpadura de Grankanto, una gran ola de piedra que parece surgir del mar y cuyas formaciones geológicas llaman poderosamente la atención.

Se supone que un pequeño sendero se acerca hasta las inmediaciones de la pared rocosa, pero la vegetación está tan crecida que me resulta imposible encontrarlo. No obstante me acerco por el lugar que me parece más cómodo. Mi madre prefiere continuar tranquilamente la bajada.

La roca arenisca de origen sedimentario resultado de un trabajo de millones de años de proceso erosivo, ha esculpido formaciones geológicas caprichosas: agujeros, cubetas, nichos, arcos, nidos de abeja… 

Tras un rato observando esta singular pared vuelvo al sendero donde me espera mi madre. Continuamos la ruta con la vista puesta en el espolón de Sanjuanarri que destaca frente a nosotros como una enorme proa de barco sobre el Cantábrico. Al llegar a la desembocadura del manantial de Iñalurreta la senda cambia de dirección y comienza a subir por la vertiente opuesta.

Ascendemos una fuerte pendiente que inicialmente va paralela al citado espolón y que después lo hace junto a una alambrada.

Llegamos al punto más alto, pasamos junto a una bonita Peña y salimos a unos hermosos prados con magníficas vistas al Cantábrico donde pasta ganado vacuno y ovino.

Tras cruzar los prados y el caserío Iñalurreta salimos a la carretera de Jaizkibel por la que debemos caminar 500 metros hasta llegar al lugar donde hemos aparcado hace apenas dos horas.

En resumen, corto aunque agradable paseo por Grankanto, un capricho geológico con vistas al litoral de Jaizkibel y al Cantábrico con la mejor compañía posible, mi madre.

Galería de fotos

Mapa de la ruta