El Canuto norte de la Alcazaba (750 m, AD) es una actividad exigente, comprometida y solitaria que hice con mi amigo Javi en tres días de autosuficiencia. También venían Eduardo y Poli que escalaron la Superdirecta (AD+) y Valen que fue al Puntal de Vacares.
El primer día hicimos la aproximación hasta los Prados de Vacares por la Vereda de la Estrella cargados como mulos. El segundo escalamos el corredor y volvimos a los Prados de Vacares por las Zetas, la cañada del Goterón, el Puntal de las Calderetas y ya que estábamos aprovechamos para subir al Puntal de Vacares. El último día bajamos por la eterna Vereda de la Estrella. Además tuvimos fin de fiesta con barbacoa en casa de Santi e Irene en Cenes de la Vega. Todo (excursión y barbacoa) con un ambiente muy andalusí.
Una actividad excepcional, pero sobretodo un grupo de gente mágico formado por un granadino, un sevillano, un gallego, un catalán y un vasco, aunque los tres primeros viven en Granada y los dos últimos en Alicante. La verdad es que más que un grupo de montañeros parecemos un chiste.
Javi propone la fecha. Inmediatamente llamo a Poli, a quien hace casi dos años que no veo, fue cuando escalamos la Arista de la Ruptura Democrática al Pico Juego de Bolos. Tengo muchas ganas de volver verlo así que le tanteo y casi sin pensarlo tenemos la ruta decidida. Inicialmente nos íbamos los tres pero al final y como suele ocurrir cuando me junto con Poli hay cambios e incorporaciones de última hora. Incorporaciones que aportaron mucho a la actividad.
Canuto o corredor norte de la Alcazaba
La Alcazaba con 3.364 metros es la tercera montaña más alta de Sierra Nevada. Aunque en altura es la tercera, sus inexpugnables caras norte y oeste con 1.000 metros de desnivel e innumerables y caóticos corredores la convierten en la más montañera y agreste de las Béticas. También su cara noreste, con menos desnivel pero con un corte a tajo completamente vertical intimida. Son los impresionantes Tajos del Goterón en una de las zonas más salvajes y menos visitadas de Sierra Nevada. Solo la cara sur, más alomada y amable permite una subida más cómoda desde Trevélez y Siete Lagunas.
Además de su abrupta orografía es una montaña que está lejos de todo y en la que no hay cobertura móvil, así que la sensación de aventura es intensa.
A su cumbre he subido en varias ocasiones pero por la norte es la segunda. La primera fue por el Gran Espolón de la Alcazaba que separa las caras norte y oeste, una actividad algo más sencilla que además hice en verano así que no tiene mucho que ver con esta. Eso sí, el magnífico recuerdo es común a ambas.
Jueves, llegada a Granada
Javi y yo llegamos desde Alicante a última hora. A pesar de la pereza que me daba salir de trabajar e inmediatamente emprender el viaje, ha resultado ser la mejor opción. Poli está de mudanza así que no le veremos hasta mañana.
Vamos directos al Fali en Cenes de la Vega para tomar algo. Creo que con tres cervezas y la tapa correspondiente habría sido suficiente, pero además pedimos un par de raciones. Tenemos por delante tres días de comer poco y mal así que más vale aprovechar. Salimos de allí, como decía Echanove en Turno de oficio, con un pedete lúcido. Nada como llegar a un sitio y empaparse de la atmósfera reinante. La magia de Andalucía ya nos impregna.
Tras disfrutar de las cervezas, las tapas, las raciones y los chupitos nos vamos a dormir al embalse de Canales, justo enfrente de Güéjar Sierra que es donde hemos quedado mañana.
Viernes, aproximación por la Vereda de la Estrella
A las 9:30h nos vemos con Poli en el bar Serepindia situado en la plaza mayor de Güejar. Está con Eduardo, una de las nuevas incorporaciones a quien no conocemos ni Poli, ni Javi, ni yo. Es un amigo de Valen que todavía no ha llegado. Nos sentamos con ellos y disfrutamos de un té mientras comentamos la actividad que tenemos por delante y nos contamos nuestras vidas. Al rato llega Valen.
Con la tranquilidad propia de esta tierra nos ponemos en marcha. Cruzamos Güejar Sierra siguiendo los carteles que indican Río Maitena. Las señales se van alternando, en unas pone Vereda de la Estrella, en otras Restaurante San Juan.
Tres kilómetros antes de llegar pasamos por el Restaurante Maitena. A partir de aquí la carretera se estrecha y se queda en un solo carril. Atravesamos tres túneles (por los que antiguamente circulaba el tranvía) hasta llegar al Restaurante San Juan cuyo parking está lleno. Aparcamos las furgos en el que está algo más abajo y que es más grande.
Tenemos por delante una larga aproximación por la Vereda de la Estrella, uno de los recorridos senderistas imprescindibles del macizo. Este antiguo camino carretero tuvo bastante importancia durante la época en que se explotaban diversas concesiones mineras en el alto valle del Genil, principalmente piritas de cobre. A día de hoy lo visitan senderistas y montañeros que buscan ascensiones en la vertiente norte de Sierra Nevada donde se encuentran los tresmiles más imponentes del macizo.
Comenzamos a caminar en la confluencia del Genil con el barranco de San Juan. Cruzamos el río por un pequeño puente de madera y seguimos la senda que asciende por la vertiente orográfica izquierda del Genil hasta que se suaviza y se hace prácticamente llana. El llano es engañoso pues desde el inicio hasta Cueva Secreta la ruta asciende 575 metros de desnivel.
Pasamos junto al Abuelo, un espectacular castaño descendiente de los Castanea sativa que los romanos introdujeron en Hispania hace más de dos milenios. Sus medidas le convierten en uno de los árboles de mayor tamaño de la península Ibérica y también de los más viejos, posiblemente milenario, aunque no se conoce su edad exacta. Es un árbol famoso entre lugareños, senderistas y montañeros. Hacemos una breve parada y presentamos nuestros respetos.
El trazado de la Vereda de la Estrella va serpenteando por las laderas en las que el monte bajo alterna con castaños, nogales, quejigos, arces, fresnos, encinas y robles. La senda a media ladera tiene magníficas vistas sobre el curso del encajonado Genil y la sucesión de tajos de la vertiente opuesta.
Algo más arriba hay una curva en el camino conocida como el Viso desde donde tenemos la primera gran panorámica de las nortes de la Alcazaba y Mulhacén. Aquí hacemos un alto en el camino y analizamos las vías por donde queremos subir y el estado general de la montaña.
Continuamos el sendero que atraviesa las minas abandonadas de la Probadora y la Estrella, estas últimas inconfundibles por recortarse sobre ellas los Tajos del Corral del Veleta, cabecera del Guarnón cuyo torrente cruzamos por un puente.
La unión del Guarnón y el Genil es donde este río comienza a llamarse así, aguas arriba se llama río Real.
Nos despedimos del Guarnón mientras comenzamos a sortear la Loma del Lanchar. La vegetación disminuye poco a poco hasta quedar reducida a la ribera del Real. Pasamos junto a las minas de la Justicia.
Unas ligeras cuestas y la vereda, cada vez más próxima al río, termina por tocar sus aguas en un lugar conocido como angostura del Real. Aquí confluyen el barranco de Lucía, que está en la vertiente opuesta, y los ríos Valdecasillas y Valdeinfierno.
En este punto abandonamos la Vereda de la Estrella para tomar una senda a mano izquierda que sube paralela al barranco de Lucía. Pero antes hacemos un descanso en este hermoso lugar.
Cruzamos el Real por un puente de madera y emprendemos la dura subida que conduce a la senda que va desde Cuesta de los Presidiarios hasta los Prados de Vacares, pasando por los refugios de la Cucaracha y el Aceral.
Tomamos este camino a mano derecha dirección a los Prados de Vacares. Cruzamos el barranco de Lucía y continuamos por la senda a media ladera que a ratos resulta imprecisa. Sin embargo la orientación es evidente así que no hay pérdida.
Llegamos a un espolón que abre la vista a los Prados de Vacares y desde aquí vemos frente a nosotros un circo con varias lomas aparentemente llanas donde tenemos pensado vivaquear.
El lugar es perfecto porque no tiene nieve y esta junto a un canalón que sale directo al Canuto Norte. En realidad es donde el canuto comienza, aunque la vía de escalada lo haga más arriba.
Pero antes tenemos que cruzar el arroyo de Vacares y remontar una loma que nos conduce hasta allí.
Elegimos para el vivac una pradera que tiene al lado unos arbustos donde mañana podremos dejar todo lo innecesario a salvo de zorros.
Al esconderse el sol la temperatura baja en picado así que cenamos rápido y nos metemos en los sacos bastante temprano. Mañana toca madrugar.
Sábado, escalada del canuto norte de la Alcazaba
Tras una noche bastante buena, a pesar de que un zorro nos ha despertado un par de veces, a las 4:30h de la mañana estamos en pie y una hora más tarde en marcha. Todos menos Valen que no tiene prisa, su actividad es más corta.
Cruzamos la Chorrera de Vacares y nos encaramos a un espoloncillo, aunque por poco tiempo, algo más adelante nos separamos. Poli y Eduardo continúan por el espolón hacia la Superdirecta y Javi y yo bajamos al corredor.
Aunque a lo largo de la jornada nos veremos en la distancia en varias ocasiones, no nos volvemos a juntar hasta terminar la actividad doce horas más tarde.
Esta primera parte es cómoda, la pendiente es moderada y la nieve buena, así que avanzamos rápido. Justo antes del Gran Vasar encontramos un resalte de hielo que sorteamos por la derecha. Desde aquí vemos a Edu y Poli algo más abajo escalando la Superdirecta. Su vía es más técnica que la nuestra y progresan algo más lentos.
En la salida del Gran Vasar encontramos la primera y única dificultad reseñable. La falta de nieve a dejado al descubierto un escalón rocoso. Se trata del desagüe natural de la parte superior del canuto. No tiene suficiente hielo como para subir por él así que lo superamos escalando por la pared de su izquierda. Sacamos el material y Javi le tira. Es una sección aparentemente sencilla (IV) pero que resulta más complicada de lo que lo que se percibe desde abajo.
Tras este largo recogemos la cuerda y seguimos por el canuto que ahora tiene más inclinación (50°) y peor nieve. En algunos puntos nos hundimos bajo la nieve costra. Los pasos estrechos se combinan con zonas amplias pero la inclinación se mantiene hasta prácticamente la cima.
Antes de llegar a las palas finales hacemos una travesía a la izquierda ya que nos estábamos desviando hacia el Diedro Norte. Ahora encaramos la parte final del corredor que se va abriendo progresivamente y termina en la misma cumbre de la Alcazaba (3.364 m) a la que llegamos muy contentos.
Hace un día magnífico así que nos recreamos en la cumbre. Nos damos una hora para esperar a Edu y Poli, pero pasados 50 minutos emprendemos la bajada. 50 minutos en los que disfrutamos de las vistas, comemos y bebemos. Incluso nos tumbamos relajadamente pero el sol comienza a aletargarnos y decidimos bajar.
La ruta de bajada a los Prados de Vacares es larga, de hecho empleamos el mismo tiempo que en escalar el corredor.
Comenzamos siguiendo la loma que forma la Alcazaba sobre los Tajos del Goterón dirección sureste. Hay que llegar hasta la entrada de las Zetas que está a 3.150 metros. El lugar es algo impreciso, al menos con nieve. Hay que prestar atención y buscar una amplia canal que baja entre las paredes hasta la Cañada del Goterón.
Una vez en el fondo del barranco nos dirigimos a un gran roca junto a la que hemos visto correr el agua, aunque supone una vuelta algo más larga queremos reponer las cantimploras. Aquí hacemos una parada observando este mágico lugar, uno de los más inhóspitos y recónditos de Sierra Nevada. Justo enfrente tenemos las cascadas del sector inferior del Goterón que están formadas y tienen buena pinta, algo más arriba pasamos junto al sector superior que intimida bastante.
Cruzamos toda la Cañada del Goterón dirección norte hasta situarnos en un cordal que nos lleva directos al Puntal de las Calderetas (3.047 m). En la lejanía vemos a Eduardo y Poli que han aparecido por la bajada de las Zetas. Verlos nos tranquiliza, también para ellos todo va bien.
Desde el Puntal de las Calderetas seguimos por la divisoria, una bonita cresta conocida como la Raspa de los Acucaderos, hasta el Puntal de Vacares (3.143 m). Pensábamos esperar en este pico a nuestros amigos, pero vemos que bajan por las pendientes que hay al otro lado de las Calderetas, así que nosotros hacemos lo mismo desde donde estamos. Vamos al oeste con la vista puesta en nuestro campo base que está mil metros de desnivel por debajo de donde nos encontramos.
Esta bajada se hace pesada por el cansancio acumulado y porque durante largos periodos rompemos la costra y nos hundimos en la nieve hasta las rodillas.
De vuelta con nuestros amigos celebramos la actividad y sacamos lo que nos queda para cenar. En mi caso poca cosa, pero Edu ha traído un kilo de fabada, y Poli medio. Además de panceta, queso, embutidos… Lo mejor es la bota de vino de Valen. Puede que a los alpinistas más ortodoxos les resulte una barbaridad cargar con todo este peso extra, pero a los granadinos (aunque sean de adopción) no les importa con tal de disfrutar de momentos como este.
El bajón de la temperatura en cuanto se pone el sol no nos permite entretenemos demasiado y en ese momento cada uno se mete en su saco. Justo antes de hacerlo vemos un zorro merodeando que, atraído por el olor de la comida, se ha acercado a ver qué pilla.
Domingo, vuelta
He dormido como un tronco, tan profundamente que ni me he enterado que el zorro que vimos ayer, se ha llevado la seta entera de mi mochila. En ella guardaba entre otras cosas la poca comida que me quedaba: dos barritas energéticas y un taper con frutos secos y chocolate. Se ve que no se ha podido resistir al olor de mis viandas. En todo caso ha sido sigiloso porque la tenía pegada a la cabeza y no me he enterado. Quizá es que yo estaba muy cansado.
Tras despertarme y descubrir el robo me doy una vuelta por los alrededores a ver si encuentro algo, pero no hay suerte. A estas horas la familia del zorro se debe estar pegando un banquete a mi costa.
Recogemos con calma y volvemos por donde vinimos hace dos días. Hoy hace mejor día que a la ida, el cielo está completamente despejado y la Vereda de la Estrella atestada de gente. Bajamos rápido y a las 13:00 h estamos de nuevo en las furgos.
Antes siquiera de cambiarnos Javi saca unas cervezas, que entran como agua, sardinas y demás comida que tiene en la nevera.
Javi y yo pensábamos comer un bocata rápido en Cenes de la Vega y volver a Alicante, pero Poli nos invita a casa de su primo donde hay barbacoa. Allí nos vamos. No puede haber mejor modo de terminar una actividad como esta, además me permite ver a amigos con los que hacía mucho que no coincidía.
Ha sido de las mejores actividades de montaña que recuerdo. Pero ha habido algo más que la propia actividad. La sensación de estar solos en un lugar lejano, la autenticidad de nuestros compañeros granadinos, el fin de fiesta en casa de Santi e Irene con barbacoa incluida después de tres días de comer poco y mal, y otras cosas que no se como expresar con palabras pero que solo me ocurren cuando vengo a Granada. Javi lo bautizó como ambiente andalusí, me parece un buen modo de definirlo. No se como agradecer lo bien que nos han tratado en esta tierra. He vuelto cansado pero a tope de energía y con muchas ganas de volver al sur.
Mapa de la ruta
Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
---|---|
Parque Nacional de Sierra Nevada | |
Norte de la Alcazaba | |
Espacio natural protegido | |
Bruma el viernes y el sábado por la tarde. Despejado sábado por la mañana y domingo | |
Ver en Wikiloc |