La arista de Rochefort es un filo aéreo, sobretodo de nieve aunque con tramos rocosos, que une el Dent du Géant (4.013 m) con las Grandes Jorasses (4.208 m). Tiene dos cumbres de cuatromil metros: la Dôme de Rochefort (4.015 m) y la Aiguille de Rochefort (4.001 m) y es una de las actividades más preciadas del macizo del Mont Blanc. Nuestra intención, como la de la mayoría de alpinistas que se acercan a esta cresta, es llegar hasta el Aiguille de Rochefort que se encuentra en mitad de la arista.
Físicamente no es muy exigente y técnicamente no es difícil (AD), sin embargo psicológicamente es una actividad agotadora. Y es que caminar encordado por su delgado filo de nieve, con pendientes perdiéndose a cada lado en vertiginosas caídas al vacío es una experiencia intensa e inolvidable. Si a esto sumamos los tramos de escalada en roca y una sección de hielo de 50º y unos 25 metros, tenemos una actividad variada y completa que no deja indiferente al que se acerca a ella. Para mi ha sido la experiencia montañera más intensa que he vivido hasta el momento.
Antecedentes
Llevamos cuatro días en Alpes y hasta ahora hemos ascendido al Breithorn Occidental, Breithorn Central y Gran Paradiso del que acabamos de bajar. Nuestro avión sale hacia Alicante en tres días así que aún tenemos tiempo para una última actividad si la meteo lo permite. Las posibilidades empiezan a escasear pero tras llamar al refugio de Torino, donde por suerte hay plaza, estas se reducen a dos: Dent du Geant o arista de Rochefort. Reservamos para mañana, hoy aunque quisiéramos no llegamos.
Cogemos el coche y todavía con la emoción en el cuerpo por la actividad que acabamos de terminar nos dirigimos a Courmayeur donde mañana cogeremos el teleférico que sube al refugio de Torino. Tras hora y media de viaje llegamos a nuestro destino y nos dirigimos a la oficina de información para que nos recomienden un sitio donde dormir esta noche. Después vamos a la casa de guías a preguntar por la meteo y por las condiciones del Dent du Geant y de la arista Rochefort a ver si así nos decidimos por una de las dos actividades.
Valoramos las posibilidades para esta noche y nos decidimos por el camping Grandes Jorasses donde aprovechamos para ducharnos (ya va tocando) y para comernos una espectacular pizza (de la que yo tenía antojo) acompañada de su correspondiente cerveza.
Pasamos una magnífica noche durmiendo como lirones y aunque pretendíamos madrugar nos despertamos tarde. Recogemos y nos dirigimos al parking del teleférico. Hay sitio de sobra pero descubrimos que no está permitido dejar el coche durante la noche, por suerte un lugareño nos señala un lugar algo apartado donde esto es posible.
El teleférico es una atracción turística de primer orden y nos toca esperar una buena cola. Sacamos nuestros tickets y media hora más tarde nos encontramos en la Punta Helbronner 2.000 más arriba de la estación Pontal d’Entrèves donde lo hemos cogido. Un ascensor de bajada nos conduce al refugio de Torino donde nos instalamos.
Tenemos toda la tarde por delante así que nos dirigimos al Valle Blanco, y con el Grand Capucin como telón de fondo realizamos unas prácticas de rescate glaciar. En la base del Grand Capucin hay varias tiendas de campaña y alguna de ellas es la de Nina Caprez y Arnaud Petit que están ahí mismo abriendo “L’Or Du Temps”, una vía de escalada libre de 12 largos con dificultad máxima de 8a.
De vuelta al refugio nos encontramos con Miguel Anta y Javier Palomares que están con dos clientes. Miguel y Javi son amigos de Óscar. A Miguel lo conocía porque el pasado invierno hice un curso de escalada clásica con él, pero con Javi es la primera vez que coincido. Sus clientes son una pareja de montañeros de Gandía que son muy majos. Tomamos unas cervezas con ellos y nos cuentan, entre otras muchas cosas, que mañana van al Dent du Geant. Por no interferir en su trabajo decidimos que nos vamos a la Aiguille du Rochefort.
Aiguille du Rochefort por la arista Rochefort
A las 5:00 h ya estamos en la puerta del refugio calzándonos los crampones. Aún no ha amanecido y la noche es cerrada, sin embargo el camino no tiene pérdida, basta con seguir la traza y la luz de los frontales de las cordadas que nos preceden. Compartimos ruta con otros alpinistas, algunos van a hacer la misma arista que nosotros y otros se dirigen al Dent du Geant, la aproximación es la misma.
Atravesamos el glaciar dirección noreste bordeando las Aiguilles Marbrées que quedan a nuestra derecha. La pendiente se acentúa antes de llegar a la rimaya previa al contrafuerte rocoso que cae del Dent du Geant. Paramos antes de emprender la trepada momento en el que nos sobrepasan Miguel y Javi con sus clientes. Nos saludamos y deseamos suerte mutuamente.
Continuamos trepando por grandes bloques de rocas buscando siempre lo más sencillo. Empieza a clarear y podemos disfrutar del Mont Blanc iluminado con los primeros rayos de sol justo detrás nuestro. Hay algún paso algo expuesto pero sin gran dificultad técnica (II). Tras sortear varios gendarmes llegamos al collado del Diente (o Salle a Manger). Aquí es donde comienza la actividad que hemos venido a realizar y donde nos separamos de los alpinistas que van al Dent du Geant. Ellos bajan a la izquierda, a la base de la pared y nosotros vamos a la derecha para acceder a la arista.
Comenzamos caminando por una estrecha arista de nieve con caídas a izquierda y derecha que ponen los pelos de punta, aquí no vale un resbalón. La traza a seguir está clara por las huellas de otras cordadas. Pasamos junto a un serac colgado que bordeamos escalando una pala de hielo de mala calidad. En este punto nos adelantan dos alpinistas que van corriendo, nosotros seguimos concentrados a nuestro ritmo.
Hay que superar algunos gendarmes de roca que no presentan grandes problemas. Sin embargo, la bajada de uno de ellos exige un rapel (equipado con parabolt) que evita destrepar una pala de hielo y que termina en plena arista. Óscar baja primero, yo le sigo. Aún tenemos por delante un par de tramos cresta afilada por nieve y otro gendarme antes de situarnos en la base de la pared que conduce a la Aiguille de Rochefort.
Esta última pared previa a la cumbre tiene unos cien metros y presenta una dificultad mantenida de III con algún paso aislado de IV. Al principio no tenemos muy claro cual es el camino correcto, pero otra cordada que baja rapelando nos da alguna pista. Subimos ensamblados cruzandonos con varios alpinistas que bajan, Óscar va delante. Hasta aquí no hemos coincidido con nadie (excepto los dos que iban corriendo), pero en la pared empieza a haber mucha gente.
Tras una escalada que disfruto más cuanto más arriba estamos (la incertidumbre y las dudas del principio siempre me atenazan un poco) llegamos a un colladito a escasos metros de la cumbre. Superamos los pocos metros que nos separan del punto más alto y nos encaramamos a duras penas ya que el sitio es estrecho y apenas cabemos los dos. Nos hacemos las fotos de rigor y emprendemos la bajada. Lo primero son tres rápeles hasta la base de la pared, luego lo mismo que hicimos a la ida pero en sentido opuesto.
Nos encontramos con la pala de hielo que hace un rato bajamos rapelando y que ahora toca escalar. Con dudas al principio pero con decisión después tiro para arriba pasando un abalakov que ha dejado alguna otra cordada. Noto la falta de experiencia en este tipo de terreno y no me permito un respiro ni para poner seguros hasta que llego a la roca donde me siento mucho más cómodo.
A mitad del largo, me adelanta un escalador alemán que parece más suelto que yo. Llega antes a la reunión y nos toca esperar un rato hasta que sube su pareja. He pasado tres seguros más en la zona rocosa así que estoy tranquilo. De todos modos el alemán se enrolla y me hace un hueco en la reunión. La verdad es que se lo agradezco pues estaba un poco incómodo. Cuando por fin terminan aseguro a Óscar que se está quedando helado en la reunión de abajo.
Las cosas se ven muy distintas a la vuelta, y lo que por la mañana he recorrido tenso, ahora lo hago bastante más tranquilo. Supongo que me estoy acostumbrando al vacío que me rodea.
Recorremos el último tramo de arista y cuando llegamos al collado del Diente nos volvemos a encontrar a Miguel y Javi que acaban de terminar de escalar el Dent du Geant. Casualidades de la vida hemos tardado en realizar nuestra actividad exactamente lo mismo que ellos la suya.
Destrepamos el contrafuerte, cruzamos el glaciar y llegamos al refugio.
Sin pérdida de tiempo preparamos las mochilas para volver al valle pero antes de bajar nos tomamos unas cervezas con Miguel y Javi que se quedan en el refu pues van a hacer más actividad con sus clientes en esta misma zona. Aguantamos hasta la salida del último teleférico comentando con ellos la actividad y disfrutando de veras las cervezas que nos hemos ganado.
Mañana volvemos a Alicante y la verdad es que el viaje no podría haber salido mejor. El tiempo, cuyo pronóstico era muy inestable antes de nuestra salida, nos ha respetado. La actividades, que hemos ido realizando a salto de mata han salido perfectas. Hemos disfrutado, reído, sufrido y sobre todo lo hemos pasado muy muy bien. Esta primera experiencia en Alpes no me podría haber dejado mejor sabor de boca, ya tengo ganas de volver.
Galería de fotos
Mapa de la ruta
Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
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Alpes | |
Macizo del Mont Blanc (Italia) | |
Despejado, temperatura agradable | |
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