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Natalia observa el ibón Blanco de Lliterola. La cresta del Perdiguero se refleja en el ibón

Cresta del Perdiguero

Alpinismo en Pirineos

Hace ya más de dos meses, cuando terminamos la cresta del Gourgs Blancs, pusimos fecha para hacer otra cresta que desde hace años parece que se me resiste, la cresta de La Pez que une el puerto de la Pez con el Bachimala. La fecha elegida era el 6 de septiembre, pero una vez más las circunstancias se pusieron en mi contra ya que por motivos profesionales ese fin de semana tuve que ir a Madrid y nuevamente esa cresta tendrá que esperar.

No obstante yo sabía que mis amigos habían quedado un fin de semana antes, el del 30 de agosto, para hacer la cresta del Perdiguero, así que en el momento que supe que no podría ir al Bachimala llamé a Gerard y le dije que me iba con ellos.

La pesada cumbre del Perdiguero, punto culminante de las montañas de Luchon, se cuenta entre las grandes moles del Pirineo y es un excelente mirador desde el que podemos observar próximas las cumbres de la Maladeta y Posets, colosos de la cordillera que se encargan de recordarnos dónde estamos. La primera ascensión se hizo en 1850 por Lézat y Michot mientras que el Pico Royo, otra de las cumbres que ascendimos durante la ruta, tendría que esperar hasta 1868 cuando Russell y Haurillon la coronaron por vez primera.

Gerard en el Portal de Remuñe
Gerard en el Portal de Remuñe

Casi 150 años después nos juntamos Gerard, Natalia, Juanjo, Lidón, Bruno y yo que salimos desde Alicante y Rafa y Eduard que lo hacían desde Tarragona para hacer esta intensa actividad.

La idea era dormir en el Plan de Senarta y por la mañana temprano ponernos en marcha por el valle de Remuñe, llegar al collado inferior de Literola y desde allí por toda la cresta subir al Perdiguero para bajar por el valle de Lliterola. En total coronamos siete tresmiles en una intensa jornada de montaña que por orden de ascensión fueron:

  • Aguja de Lliterola (3.028 m)
  • Punta de Lliterola (3.132 m)
  • Pico Royo (3.121 m)
  • Tuca de Lliterola (3.095 m)
  • Perdiguero (3.222 m)
  • Pico Perdiguero Occidental (3.176 m)
  • Pico Perdiguero Oriental (3.170 m)

La ruta circular que nosotros realizamos permite conocer los valles de Remuñe y Literola y más allá del importante desnivel y la presencia de neveros persistentes –que nosotros simplemente rodeamos– no presenta verdaderas dificultades. No hace falta llevar elementos de escalada a excepción del casco que dado lo suelta que está la roca en algunos de sus tramos resulta muy recomendable.

Natalia observa el ibón Blanco de Lliterola
Natalia observa el ibón Blanco de Lliterola

A las 6:00 h de la mañana comenzamos la excursión en el Plan de Sarra. Desde aquí fuimos remontando el valle de Remuñe, un valle poco frecuentado a pesar de su carácter abrupto y angosto –más que sus vecinos Literola y Estós– y de su gran personalidad.

Con los primeros rayos de sol pudimos disfrutar de las espectaculares vistas del Pico Remuñe, Forca de Remuñe y de los picos Rabadá, Navarro y Malpás. La ascensión hasta el Portal de Remuñe se hizo larga, pero llegar allí y ver el Ibón Blanco de Lliterola y toda la cresta que teníamos planeado escalar compensó con creces el esfuerzo. Además a nuestra llegada una manada de isards bajaban dando saltos desde la Forca de Remuñe otorgando al lugar un algo salvaje que me encantó. Lamentablemente y como me ocurre casi siempre que veo animales solo llevaba conmigo la cámara pequeña (no cogí la grande por no cargar peso) y no pude hacer las fotos que me hubiera gustado.

Pero volvamos a la ruta, desde el Portal de Remuñe bajamos un poco al ibón y a través de una media ladera llegamos al pequeño ibón Blanco. Continuamos la excursión dejando el glaciar de Lliterola a nuestra derecha y por fin llegamos al collado inferior de Lliterola o del Estraperlo donde comienza lo más interesante de la actividad.

Rafa y Gerard con la cresta de Crabioules detrás
Rafa y Gerard con la cresta de Crabioules detrás

La primera parte de la cresta es una escalada poco difícil en la que hay que prestar atención a las rocas sueltas. Tras superar la estrechisima cumbre de la Aguja de Literola, donde tuvimos que hacernos las fotos por turnos pues no cabíamos todos juntos a la vez, la cresta se va haciendo más sencilla y poco después pudimos continuar sin hacer uso de las manos. Pasamos por la Punta de Lliterola, el Pico Royo e incluso Gerard, Lidón, Juanjo y yo nos permitimos el lujo de ascender dos cotas al oeste del Pico Royo que están perpendiculares a la cresta y que aunque superan los 3.000 metros no están en la lista oficial de los tresmiles.

Volvimos a la cresta para hacer la Tuca de Lliterola. Estos últimos picos son prácticamente un paseo, pero la ascensión al Perdiguero desde el collado superior de Lliterola vuelve a requerir el uso de las manos para superar una sencilla placa al principio y unos enormes bloques después. Los 200 m de desnivel que hay desde el collado se me hicieron duros, pero finalmente llegué a la cumbre.

Durante toda la cresta habíamos ido muy desperdigados, pero en la cumbre del Perdiguero volvimos a reunirnos. Allí nos relajamos, hicimos las fotos de rigor y comimos algo. El cansancio había empezado a hacer mella y una parte del grupo decidió no hacer el Perdiguero Occidental. Creo recordar que los que subimos fuimos Lidón, Gerard, Juanjo y yo. Sin embargo por el Perdiguero Oriental pasa la ruta de bajada así que todos nos lo anotamos.

Cumbre del Perdiguero. De izquierda a derecha: Lidón, Rafa, Gerard, Bruno, Juanjo, Natalia, yo y Eduard
Cumbre del Perdiguero. De izquierda a derecha: Lidón, Rafa, Gerard, Bruno, Juanjo, Natalia, yo y Eduard

Descender desde este último pico hasta el ibón Blanco de Lliterola se hizo pesado. Además Gerard sufrió una torcedura de tobillo lo que condicionó el resto de la bajada. Normalmente las bajadas me resultan pesadas e intento hacerlas rápidas pero en esta ocasión y debido a la lesión de Gerard y con la tranquilidad de saber que aún nos quedaban unas cuantas horas de luz fuimos despacio, así que decidí disfrutar del entorno. Pasamos por el ibonet de Lliterola, instalado en una cubeta de sobreexcavación glaciar, donde hicimos otra parada. Nuevamente me dejé embriagar por la belleza del lugar.

Poco a poco el terreno iba cambiando y llegamos primero a una zona de prados alpinos para internarnos después en un bosque de abetos y ejemplares aislados de pino negro hasta que por fin salimos a la carretera, final de nuestra excursión.

Nuevamente nos habíamos vuelto a juntar un magnífico equipo para realizar esta dura pero reconfortante actividad que terminamos en Benasque con unas buenas jarras de cerveza y una cena reparadora. ¡Hasta la próxima!

Galería de fotos

Mapa de la ruta

Resumen de la actividad

Nivel de esfuerzo Esfuerzo Alto
Duración de la actividad Duración 13 h 20 min
Distancia Distancia 16,4 km
Desnivel Desnivel 1.795 m
Dificultad Dificultad F+
Tipo de ruta Ruta Circular
Entorno y medio
Zona donde se realizó la actividad Pirineo aragonés
Lugar donde se realizó la actividad valles de Remuñe y Literola
Zona natural protegida Espacio natural protegido
Tiempo durante la actividad Cielo despejado y temperatura agradable
Descargar ruta en Wikiloc Ver en Wikiloc

Resumen de la actividad

Nivel de esfuerzo Esfuerzo Alto
Duración de la actividad Duración 13 h 20 min
Distancia Distancia 16,4 km
Desnivel Desnivel 1.795 m
Dificultad Dificultad F+
Tipo de ruta Ruta Circular
Entorno y medio
Zona donde se realizó la actividad Pirineo aragonés
Lugar donde se realizó la actividad valles de Remuñe y Literola
Zona natural protegida Espacio natural protegido
Tiempo durante la actividad Cielo despejado y temperatura agradable
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