Esquí de montaña en el Valle de Arán. Ascensión a la Tuca de Beret

La propuesta que me había hecho Gérard y que llevábamos tiempo preparando era irnos mano a mano a Ecrins, en los Alpes, para hacer la Dôme de Neige (4.015 m) con esquís de montaña. Lo teníamos todo organizado y el refugio reservado, pero el día antes de irnos decidimos abortar el viaje porque la meteo pintaba bastante mal y tampoco era cuestión de estar 13 horas metidos en el coche para llegar allí y no poder hacer nada. Así que casi sobre la marcha cambiamos de planes y nos fuimos al Valle de Aran. Yo he estado en este valle de los Pirineos en varias ocasiones aunque he hecho muy poca montaña, sin embargo Gerard va muy a menudo, lo conoce bien y tenía en mente múltiples actividades.

Salimos de Alicante a las 4:00 h de la mañana del jueves 14 de abril con idea de llegar a buena hora para poder hacer alguna ruta aunque fuera corta. Durante el viaje fuimos comentando las posibilidades y decidimos ir a la Tuca de Beret (2.589 m) desde el aparcamiento de Beret en la misma estación de Baqueira que ya estaba cerrada pues ya había terminado la temporada.

Tras el largo viaje en coche y con pocas horas de sueño en el cuerpo a las 11:00h estábamos con los esquís calzados y con nuestro objetivo La Tuca de Beret frente a nosotros. La ascensión es muy sencilla y en su primera parte muy suave. Solo los últimos metros tienen algo más de pendiente.

Desde el parking hay que ir dirección este sin posible pérdida ya que nuestro objetivo está justo frente a nosotros. Encaramos la última pala yendo ligeramente hacia el Coll de Marimanha aunque sin llegar al mismo y subimos los primeros metros de dicha pala por un tubo en el que la nieve ya había transformado y amenazaba con desprenderse ladera abajo. Poco estuvimos allí, Gerard salió rápidamente del tubo para coger un cordal primero y una pala después y yo le seguí. Al momento llegamos a la cuerda cimera y acto seguido estábamos en la cumbre.

En la cima estuvimos un rato disfrutando de las vista y reponiendo. Gérard me fue ilustrando sobre los picos y collados que veíamos, y tras un rato allí y las fotos de rigor emprendimos el descenso.

La bajada la hicimos por la pala que cae directa desde la cumbre a la estación de esquí en dirección E. La nieve arriba no estaba mal del todo pero según bajábamos estaba cada vez más transformada y pesada. No esquié nada bien y tuve varias caídas en una de las cuales me golpeé el hombro (a día de hoy aún me molesta).

Fué una actividad modesta pero adecuada, especialmente para para mi, no solo por el cansancio que tenía tras el viaje y las pocas horas de sueño, también porque llevaba un año sin hacer travesía. Además pudimos disfrutar una montaña normalmente abarrotada de gente en completa soledad.

Tras la ruta nos fuimos a descansar y a tomar unas cervezas a Vielha donde organizamos la ruta del día siguiente al Montardo que os cuento en la próxima entrada.

Galería de fotos

Mapa de la ruta