Escalada en Peñas Blancas (Cartagena). Vía XL, 150 m 6a

Peñas Blancas es una pared de caliza situada entre Cartagena y Mazarrón (Murcia) de la que no tuve conocimiento hasta que mi hermana me regaló el libro 100 clásicas de España. La lectura de las dos vías que reseña dicho libro de esa pared (XL y Civeta) despertó en mí el gusanillo por escalarlas. El libro habla muy bien de esta tapia y en general de la zona, además se encuentra relativamente cerca de casa así que era cuestión de tiempo acercarse a conocer el lugar.

Se trata de una cara norte ideal para días de calor que se encuentra muy cerca de la playa (el mar se ve desde las paredes) por lo que se puede combinar con un baño en Mazarrón o la Azohía al terminar.

Mi compañero para esta actividad fue Óscar, el mismo con el que he hecho todas las salidas de escalada este año.

Como toma de contacto con la zona elegimos la vía más sencilla de las dos reseñadas en el libro, la vía XL de 150 metros, 4 largos y una dificultad máxima de 6a. A pesar de estar prácticamente equipada, la vía tiene sabor a clásica por su itinerario lógico buscando lo más sencillo de la pared, por su impresionante ambiente y por lo poco frecuentada que se encuentra. El día que la escalamos no vimos ninguna otra cordada, ni en esta ni en ninguna vía. Senderistas sí que nos encontramos unos cuantos.

Vía XL, 150 m 6a. Escalada en Peñas Blancas

Acceso

Desde Cartagena hay que tomar la carretera N-332 dirección Mazarrón por Canteras. A unos 15 kilómetros de Cartagena y un poco antes del alto de Cedaceros hay una pista asfaltada que sale a mano derecha y que está señalizada como La Víbora. Nos desviamos por ella y conducimos hasta una pequeña explanada delante del vallado de una finca donde aparcamos.

Aproximación

Continuamos por la pista que traíamos, ahora caminado, hasta un campo de almendros. Aquí tomamos un sendero que sube por la ladera del monte dirección a un collado que vemos frente a nosotros. Llegados al collado vemos unas impresionantes minas abandonadas. Hay que desviarse a mano derecha por una senda que pasa desapercibida y que conduce a un pequeño refugio construido por los escaladores locales. Nosotros estábamos tan flipados con las minas que nos pasamos el desvío (a la vuelta construimos un pequeño hito de piedras para que el siguiente no le ocurra lo mismo).

El caso es que nuestro error nos costó algo más de una hora de ruta senderista rodeando toda la montaña, lo cual tampoco estuvo mal porque el lugar bien merece un pateo.

Tras rodear la montaña vemos el refugio. Las paredes se encuentran a nuestra izquierda pero curiosamente no las vemos pues estamos en lo alto de las mismas. Hay que dirigirse al filo y buscar alguno de los múltiples rápeles que conducen al pie de vía. El que a nosotros nos interesa se llama rapel del Andresico, se encuentra a unos 400 metros del refugio y está perfectamente señalizado con un pequeño poste.

En dos vertiginosos rápeles de 50 metros nos plantamos en la base de la pared muy cerca del pie de vía que se encuentra a la derecha, mirando a la tapia. Los rápeles impresionan de lo lindo, te dejan el cuerpo suave. Se pueden evitar bajando a pie por una canal que hay frente al refugio, pero hemos leído en varios sitios que es una bajada muy incómoda así que optamos por rapelar.

La escalada

A pie de vía hay una placa metálica con el nombre de la vía y su dificultad.

L.1 (45 m, V): Por lo que habíamos leído el primer largo se suponía fácil pero muy poco equipado. Resultó que estaba completamente equipado (aunque con algún aleje). Comencé escalando por la izquierda de un marcado espolón. A mitad del largo hay que atravesar el espolón y continuar por un diedro chimenea que está a la derecha (el de más a la derecha). Una vieja chapa negra nos indica el camino correcto. A la salida de la chimenea hay una cómoda repisa donde se encuentra la reunión. Largo vertical y aéreo con mucho canto, muy guapo.

L.2 (30 m, 6a): En la vertical de la reunión hay una hilera de chapas, pero no son las de la vía XL sino las de su vecina Excalibur. La nuestra sale a mano izquierda por una fisura delicada y luego aún más a la izquierda por terreno sencillo llegamos a la reunión bajo una enorme bóveda.

L.3 (30 m, IV): De la reunión se sale hacia la derecha y tras superar un diedro nos vamos en travesía por debajo de un techo característico hasta una cómoda terraza donde se encuentra la reunión. Largo fácil, super guapo y muy original.

L.4 (45 m, 6a): Atacar recto para superar el extraplomo que hay justo sobre la reunión. El paso es duro (suerte que lo hizo Óscar de primero porque se me atragantó). Tras superar el techo hay que continuar por una fisura oblicua a la izquierda y luego por unas placas por terreno más sencillo hasta salir a la cumbre.

Tras beber agua y tomar un tentempié nos dirigimos al refugio que se encuentra a nuestra izquierda y a unos 400 metros. Puesto que cuando vinimos solo lo vimos de lejos, entramos a conocerlo y la verdad es que flipamos. Por fuera parece algo desvencijado, pero por dentro está super cuidado.

Desde el refugio bajamos por una senda, la que debíamos haber cogido horas antes pero que nos pasamos. Se dirige al collado de las minas. El resto del camino es el mismo que hicimos por la mañana.

Igual que cuando escalamos la vía X Capítulos en Redován terminamos la actividad con un buen bocata y una cerveza en esta ocasión en el bar restaurante La Cuesta que se encuentra en la nacional que se dirige a Cartagena.

Otra magnífica escalada en muy buena compañía. ¡Hasta la próxima!

Enlace a la página Gonzalo climb donde encontrarás croquis de la zona.

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