Canuto central norte del Mulhacen. Salida directa. 550m AD. 2 de 3 – La escalada

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Aproximación

Nos despertamos a las 5 am de la mañana y a las 6 estamos saliendo del refugio de Poqueira en dirección al de La Caldera donde tenemos previsto dormir la próxima noche.

Subimos por el barranco del rio Mulhacen y en dos horas llegamos al refugio de la Caldera donde hay dos grupos más de montañeros. Lo primero es coger sitio, que este refugio a veces está insoportablemente lleno y quizá cuando volvamos no este tan despejado como ahora. Vaciamos las mochilas, dejamos nuestras esterillas en las literas, comemos algo rápidamente, preparamos el material de escalar y a las 9:00h salimos del refugio. Hay otro grupo en el refugio que nos comenta que van ha hacer la misma actividad que nosotros. Luego nos veremos.

La escalada

Desde el refugio de La Caldera subimos en dirección este al collado del Ciervo y desde aqui nos dirigimos, a media ladera, en dirección noreste buscando la zona central de la pared norte.

La ruta se inicia en un cono de deyección situado a la derecha de un gran bloque rocoso. Se asciende por una rampa de nieve que tiene unos 40º que van en aumento segun nos acercamos a la base de la pared. Hay que superar todo el riñon rocoso y tirar hacia la izquierda para, tras superar un pequeño resalte, situarse en el canuto propiamente dicho. Nosotros que no conocemos la ruta tiramos recto hacia arriba y tras superar un bloque de hielo de unos 6 ó 7 metros nos situamos en una rampa de nieve de unos 55º.

Tras un momento indecisión seguimos recto por este nevero que se va estrechando según lo vamos ascendiendo. Subimos hacía la izquierda. Tras superar un pequeño resalte vemos por fin el canuto, pero para llegar hasta el tenemos que hacer una travesia horizontal por una pendiente delicada de unos 50º.

La otra cordada (formada por tres chicos) que salió del refugio algo después que nosotros se encuentra un poco más abajo y para cuando llegamos al canuto nos unimos a ellos y subimos los cinco juntos. Esta parte de la ascensión en el canuto aunque con cierta inclinación 50º/55º es sencilla.

Termina en un estrangulamiento rocoso que en nuestro caso, y como hay poca nieve, se encuentra en mixto. Superarlo no es complicado, pero hay que pensarlo e ir fino. Es el paso más complicado hasta el momento.

Una vez superado nos situamos en el tramo final de la ruta, un amplio nevero de unos 50º. Las posibilidades para acabar la ruta son tres: izquierda, derecha o recto. La vía original va por la derecha y no tiene dificultades reseñables. Tampoco las tiene la salida por la izquierda.

Nosotros nos decidimos por la salida directa. En realidad la idea es de Poli, de no haber venido con él yo me habría ido por la derecha. Pero tras consultar a la otra cordada que conoce ambas rutas y que se van por la derecha, Poli me sugiere salir por la vía directa.

En principio la idea no me convence demasiado. Tengo pereza mental, de esas en la que lo que único que quieres es ir por lo más sencillo y no complicarte demasiado. No me apetece más presión. Sin embargo y tras observar detenidamente la pared voy cambiando de parecer, la vía no se ve muy difícil. Además contar con un compañero como Poli te da el resto de confianza necesaria para afrontar el reto.

Así pues nos vamos directos hacía el muro rocoso de unos 60 metros que nos separa de la cumbre. Los metros hasta llegar a la franja rocosa son los más delicados e inclinados de toda la vía. Cuanto más cerca de la pared más vertical se pone la cosa. Además hay que superar una franja rocosa en mixto y de momento sin asegurar. Cuando estamos llegando a la pared la inclinación de la pared es exagerada, yo creo que unos 70º/75º.

Poli por fin llega hasta la roca y monta una reunión muy precaria. Accedo como puedo hasta donde él esta y me aseguro. Sin embargo moverse aquí es praticamente imposible. Yo me veo incapaz de acceder a mi mochila y sacar la cuerda para continuar. Le propongo a Poli volver sobre nuestros pasos y salir por la vía de la derecha, pero el descenso por estas rampas de nieve y sobre todo la franja rocosa inferior tienen un aspecto muy feo. Me suelto de la reunión con la intención de buscar otra posible salida hacia la derecha. Tampoco por aquí la cosa pinta bien. Observamos bien a nuestro alrededor y por fin damos con la solución.

Un poco más abajo y a nuestra izquierda hay un amplia repisa protegida por una gran roca. Si conseguimos llegar a hasta allí podremos montar una cómoda reunión, descansar y continuar más tranquilos. Llegar hasta allí no resulta sencillo y vamos descendiendo con pasos muy cortos. Cuando por fin llegamos, montamos una buena reunión y nos quitamos las mochilas. Es el primer descanso desde que salimos de La Caldera hace ya muchas horas así que aprovechamos para beber algo y Poli se fuma un cigarro, yo me dejo caer en la repisa, han sido unos momentos tensos.

El descanso es corto que hace frio. Guardamos los piolets en la mochila y Poli se pone en marcha. La salida es hacía la derecha de reunión por la rimaya para luego seguir recto hacia arriba. Cuando Poli monta la siguiente reunión me pongo en marcha, desmonto mi reu y tiro hacia arriba. La salida es lo más duro de estos últimos 60 metros. Hay que subir bien los pies y me cuesta. Además me he quitado los guantes para asegurar a Poli y se han quedado helados y duros como piedras, imposible ponérselos. Me tengo que conformar con los finos que en contacto con la roca me dejan las manos insensibles.

Una vez superado este paso hay una placa más sencilla que te deja debajo de un gran bloque rocoso que hay que superar hacía la derecha para situarte encima de él. Después tiro por un diedro una de cuyas caras es de nieve y la otra de roca. Poli me dice que él ha subido algo más a la derecha por el contrafuerte rocoso. Las dos opciones son buenas, aqui cada cual por donde vaya más cómodo.

Ya llegando a la reunión Poli me dice que el próximo largo tiene mi nombre. Y eso que le había dicho que no quería ir de primero. Pero Poli es de esas personas que sabe animarte en el momento en el que lo único que te hace falta es precisamente eso, un pequeño empujón. Y no lo hace porque no quiera tirar él, sino porque sabe que puedo y que lo voy a disfrutar mucho más de este modo. Me dejo convencer y desde luego se lo agradezco.

De la reunión se sale hacía la izquierda por una rocas que te dejan en un pequeño nevero colgante y en el que me tengo que emplear a fondo. Si tuviera un solo piolet a mano sería mucho más sencillo porque la nieve está muy dura, pero los piolets están en la mochila y no puedo acceder a ellos. Me dedico a tallar agarres para las maños a golpes de puño y rascando, hasta que por fin llego de nuevo a la roca y desde este punto ya veo la cumbre.

Una trepa muy sencilla me deja en el vértice geodésico donde monto la reunión. La cima está bastante concurrida de gente que viene por la normal y el recibimiento es caluroso. Además por primera vez en el día me dan los rayos del sol asi que doblemente caluroso. Sin embargo intento no entretenerme demasiado ya que mi compañero debe estar pasando frio. Recojo la cuerda y le empiezo a asegurar cuando veo que subiendo por la loma del Mulhacen aparce Manu seguido de Sento y Santi. Son nuestros amigos que vienen de Alicante y con los que habíamos quedado en el refugio de La Caldera esta noche. Verlos aquí es un auténtico subidón. Si lo planificamos no nos sale mejor.

Una vez Poli está arriba nos abrazamos, nos hacemos las fotos de rigor, comentamos emocionados la subida y ¡hasta nos invitan a un orujo leonés! Que gozada, que ambientazo, que bien lo hemos pasado.

Estos dos largos aéreos, no tan fáciles como parecía en principio, verticales y en mixto son la guinda perfecta para esta extraordinaria jornada de montaña. Se los tengo que agradecer a Poli, tanto el haber venido por aquí como el haber hecho de primero el último largo. La próxima vez lo tengo claro, ante la duda hago caso a Poli.

El descenso

Después de relajarnos un poco en la cumbre comenzamos la bajada por la vía normal, la arista oeste que se dirige hacia el refugio de la Caldera. No obstante a mitad de la ladera nos detenemos para disfrutar de una tarde extraordinaria y comer alguna cosilla. Lo podiamos haber hecho en la cumbre, pero soplaba una brisa que te dejaba allí helado. Aquí sin embargo la calma es total. Es un momento mágico.

Bajamos hasta el refugio y compartimos experiencias con el resto de montañeros que hay en él. Por hoy creo que ha sido bastante. Mañana será otro día.

Galería

En la próxima entrada publicaré la actividad que hicimos el domingo

La continuación de esta ruta la puedes ver haciendo clic aquí